Dos grandes cavidades con espejos de agua dulce al fondo constituyen lo que la leyenda ha dado por nombre el Pozo de las Ánimas. El lugar se puede visitar todo el año y es ideal para la actividad fotográfica, ya que presenta múltiples facetas según la hora del día y la estación en que nos encontremos.
El Pozo de las Ánimas está ubicado cerca del arroyo Las Amarillas y sobre la Ruta Provincial Nº 222 (a 6 kms. De Los Molles), lo que lo hace sumamente accesible para quienes deseen visitarlo. Se trata en realidad de dos depresiones, divididas entre sí por una frágil separación. Se estima que en el futuro se unirán, lo que daría por resultado una única fosa. Al golpear el viento en las cercanías provoca un grave silbido que dio origen a las leyendas que le dan nombre a esta curiosa y bella formación.
El primer pozo, frente al acceso, es una cavidad enorme con su proceso de erosión detenido en cuyas paredes se han ido fijando distintos vegetales. Su fondo está cubierto de agua y se pueden observar los constantes cambios de nivel del líquido a juzgar por las marcas que quedan impresas.
El segundo pozo, tanto por su tamaño como por los constantes derrumbes que se producen, es de características impresionantes. Sus paredes están cortadas casi a pique y dejan ver grandes piedras apenas colgadas y a punto de caer en las heladas aguas que cubren el lecho del pozo, donde es posible observar algunos patos, que parecen sólo puntos debido a la profundidad. Estas dos grandes cavidades,
Esta formación geológica (técnicamente denominada dolina) fue originada por los procesos que sufrieron los depósitos subterráneos de yeso. Estos, por efecto de las filtraciones y napas freáticas formaron enormes cavernas debajo de la superficie. Además, con el tiempo los terrenos se van hundiendo lentamente, originando un constante crecimiento de los característicos conos. Se puede distinguir el avance que ha experimentado en los últimos tiempos la dolina si observamos que la valla de contención, colocada para evitar accidentes, en la actualidad se encuentra prácticamente en el filo mismo de la dolina.
El primer descenso registrado hasta el borde del agua permitió determinar que el diámetro del pozo mayor es de aproximadamente 200 metros. La profundidad hasta el agua es de unos 80 metros y desde allí hay aproximadamente 21 metros desde el nivel de agua al fondo del cono.
La leyenda del lugar cuenta que dos pueblos que habitaban de uno y otro lado de la Cordillera de los Andes mantenían una relación tensa cuando, en una ocasión, el pueblo del lado chileno (de costumbres aguerridas) estaba persiguiendo a un reducido número de pobladores de la zona de Los Molles. Ya era de noche y los perseguidos, advirtiendo que no se oían mas los gritos de sus enemigos, y luego de tomar recaudos por si se trataba de una treta de sus rivales, retornaron hasta sus moradas dando algunos rodeos. Al día siguiente, con las primeras luces, volvieron al lugar y comenzaron a oír algunos lamentos que les llamaron la atención. Con cautela continuaron avanzando y con gran sorpresa se encontraron con dos enormes pozos que se habían hundido bajo los pies de sus perseguidores, en el fondo se encontraban los cuerpos moribundos de sus enemigos. Sus gemidos asustaron a los observadores, quienes desde ese momento veneraron la formación que los había salvado dándole el nombre de "lugar en que lloran las ánimas". Además la tradición regional sostiene que a este lugar van a rezar y llorar las almas que andan en pena por las montañas.